Sensación térmica
El peligro del frio, el viento y la humedad.
Puede ser más importante que la temperatura real a la hora de elegir nuestro vestuario adecuadamente.
En estas fechas invernales muchas veces miramos el termómetro y observamos una temperatura que no es demasiado fría. Sin embargo, si en el ambiente hay elevada humedad o el viento sopla con fuerza, deberemos abrigarnos bien, ya que la temperatura de sensación o la comúnmente denominada sensación térmica puede ser notablemente más baja que la temperatura real. Por lo tanto, podemos definir sensación térmica como una temperatura basada en un índice de pérdida de calor corporal causado al combinar temperatura, viento y en menor medida humedad.
Sin duda, el cálculo de esta sensación térmica no es nada fácil. A finales de la década de 1930, el explorador Paul Siple estableció un primer acercamiento y una fórmula matemática de su cálculo, al darse cuenta de que en las zonas polares, las bajas temperaturas unidas al viento podían llegar a ser muy peligrosas, produciéndose el congelamiento en mucho menos tiempo en presencia de fuertes vientos.
Con el paso de los años esta fórmula se ha ido mejorando y en el año 2001 científicos canadienses y de Estados Unidos establecieron una fórmula definitiva de la sensación térmica, que obtuvieron a través de experimentos empíricos en laboratorio. Para realizar este experimento se utilizaron personas, concretamente la piel de sus caras, a las que se les iba aplicando chorros de aire a determinadas temperaturas e intensidades de viento y comprobando la pérdida de calor que experimentaba su piel. A través de estos datos se pudieron obtener tablas de sensación térmica y una fórmula resultante, muy útil para todos los meteorólogos a la hora de calcular la temperatura de sensación:
Tst = 13.112 + 0.6215 Ta -11.37 V0.16 + 0.3965 Ta V0.16
Si nos pusieramos a introducir valores en dicha fórmula obtendríamos resultados tan sorprendentes, como que con una temperatura de 10ºC y un viento de 50km/h la sensación térmica resultante sería de hasta -2ºC. Por lo tanto, a partir de ahora habrá que estar mucho más atentos a la sensación térmica que a la temperatura real, a la hora de elegir con qué ropa salimos a la calle.
Por otro lado, la sensación térmica no solo se aplica en días invernales en los cuales el viento puede dar como resultado una temperatura de sensación muy baja. De todos es conocido, que en verano, cuando tenemos humedades muy altas, la sensación térmica es más elevada que la temperatura real y esto es lo que conocemos comúnmente como bochorno. Esto es muy habitual en las costas mediterráneas de nuestro país durante los meses estivales, y este bochorno provocado por la alta humedad que aporta la brisa marítima, es el causante de nuestras dificultades a la hora de conciliar el sueño.
Sin embargo, una sensación térmica más alta que la temperatura real, no solo es causada por altas humedades. Cuando la temperatura real es superior a los 37ºC y el viento sopla con fuerza, la temperatura de sensación puede elevarse hasta valores realmente molestos. Esto es debido a que el cuerpo humano usa el viento como un refrigerante natural para el propio organismo, pero si la temperatura del viento es superior a la del propio cuerpo, produce el efecto contrario, impidiendo la pérdida de calor por la piel.
Fuente: ABC
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