Aunque en la cultura occidental, en la que vivimos, la ingesta de insectos es prácticamnete un tabú y se mira con muy malos ojos, por no decir con asco, su consumo tiene un valor alimenticio increiblemente alto.
En una investigación, realizada en la Universidad de Wageningen, se ha examinado la composición proteica de cinco especies de insectos, escarabajos, cucarachas, saltamontes, gusanos y grillos, en el análisis se determinó que el contenido en aminoácidos esenciales era mayor que el aportado por otros alimentos para satisfacer las necesidades proteicas de un adulto. La proteína en crudo de los insectos se estableció en un rango de entre el 19 y el 22%, la proteína de la carne roja entre un 20 y un 24%, lo que muestra que el contenido proteínico de carne roja e insectos es similar.
Además de que los insectos son igual de ricos en proteínas, estas son
además de mayor calidad que las procedentes de productos cárnicos.
¿Queréis un bocadito?
En la imagen podéis apreciar a un alumno de nuestra escuela comiéndose una larva de escarabajo, como una de las pruebas opcionales en el tema de alimentación. Es un buen momento de romper con tabús sociales y con el miedo cultural y escénico.
¿Queréis un bocadito?
En la imagen podéis apreciar a un alumno de nuestra escuela comiéndose una larva de escarabajo, como una de las pruebas opcionales en el tema de alimentación. Es un buen momento de romper con tabús sociales y con el miedo cultural y escénico.
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